pasan pasivos como meras existencias sin vida,
sin vida viven sabiendo lo que les atañe su dia.
Tomo un sorbo de mi turbado cafe humeante,
observo como levemente pasan las paginas de mi libro,
leo los letreros de una ficticia historia desesperante,
pienso en lo que podria vivir y no lo escribo.
Al final las horas muertas en una cafeteria pasan,
sigo sin saber que hago dia si y dia no en ese lugar,
recuerdo que pasé mis dias con recuerdos que estan
en el subconsciente y que jamas volveran a pasar.
Al final el sonido del futuro arrebatador enturbia el momento,
creyendo que no puede haber nada mas inquieto como mi cuerpo
espero el mensaje revelador de un como este de esperpento,
grotesco y desatinado por mi incredulo pensamiento de gusarapo.
Creyendo que la vida se estancaria en una simple minucia de ciudad
las puertas se abrieron hacia sueños llenos de prometedores momentos,
que siendo la realidad tan engañosa como sincera nos dio su verdad,
creyendo que nunca mas volveriamos a sonreir ni crear sonetos.
Un dia mas en la cafeteria de mi vida,
los sueños se convirtieron en fotos,
donde un dia eran libros viejos en una silla,
ahora son reflejos deshechos y rotos.
Pero lo que nunca se olvidara es la imagen reflejada de una llamada,
mi cara asombrado por una conversacion alocada con un fantasma
o siendo la burla total de un cuento llamado el sueño de un hada,
cayendo frivola como una hoja sonando al final como una palmada.
Al final un artista dibujara plasmando mi insensata cara de incredulo
al ver que un dia crei en fructiferos viajes que me harian ser un soñador
un hombre lleno de carisma, hombros hizados como banderas y dandolo,
dandolo todo por lo que enseñado e instruido fui pero comprobe mas que con dolor.
Crei que todo era una patraña, una mascara engañosa,
pero al fin llego el dia en que aprenderia una lección
la cual me sorprendio mas aun cuando era prosa
que cante moribundo viajando y soñando como una cancion.
Si fue el viaje de mi vida que ahora narro en esta cafeteria,
en la misma vidriera que veo pasar a existentes entes
de la misma forma que sonrio viendome con antontada envidia
como cuando descubri que no siempre sabes decir la verdad o mientes.
Todo es y nada a la vez,
como una cuchara de azucar
en un vaso de papel.
Julián García Navarro
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